Buenas noches.
Ya que considero que este blog es (aunque ahora esté menos activo que en otros tiempos) mi pequeño rincón personal, quiero hablaros sobre algo: cómo nos vemos las mujeres a nosotras mismas y qué somos en la sociedad actual. En mi caso, lo que me impulsa a escribir sobre este tema es, simplemente, que hace un tiempo me adentré en la literatura feminista; y cuanto más leo, menos efectivo es el dardo tranquilizador con él que el sistema social anestesia nuestra conciencia crítica. Este es un tema de todos, es un tema social y cultural que nos afecta como personas, dejando de lado nuestro sexo. Por eso, os pido también a los hombres que no os dejéis llevar por el título de la entrada: ESTO NO ES UN ANUNCIO DE TAMPONES, sino un problema común, cuya solución, también requiere un esfuerzo común.
Podemos apreciar en las redes sociales, en los anuncios, en las películas y libros superventas... que la mujer, lejos de haber experimentado una liberación física y mental (como la mayoría hemos creído durante un largo tiempo), ha sido convertida en un objeto comercial: un bonito cuerpo, una actitud pasiva, sometida a las imposiciones de un canon físico...
Lo vemos diariamente, y ni siquiera le dedicamos un pensamiento, puesto que nuestra actitud crítica ha sido anulada por la custumbre, por el hábito, por la convención.
Parecen tonterías, pero cuando regalamos una cocinita a una niña y una pelota a un niño, les estamos marcando límites: "nena, tu a jugar con las Barbies en la cocinita y el niño al parque a jugar con la pelota". Estos detalles, que parecen insignificantes, forman y construyen niños que un futuro se convertirán en adultos; y su base será esa: tú limítate a esto, que el hombre ya se encarga de todo lo demás. Otro factor determinante es el patriarcado: quien cocina, quien plancha, quien es sensible, quien nos defiende de papá, es la figura materna; mientras que la figura dominante es la paterna, que se preocupa solo de abastecer a la familia. Nuestras madres son incluso más machistas que nuestros padres; asumen ese rol y lo transmiten a sus hijas como una obligación: haz la cama a tu hermano, llévale una cerveza a papa, te voy a enseñar a cocinar... Por otra parte, no es difícil notar que en los anuncios publicitarios de productos de limpieza, alimenticios o infantiles, entre otros, en su gran mayoría son interpretados por mujeres: la mujer limpia, la mujer cocina y la mujer da a luz y cría a los hijos. Es lo que está establecido. Es lo normal. En otros, como en los de fragancias, vemos mujeres cuyo papel, por lo general, queda en un segundo plano respecto al hombre o la exhibe como trozos de carne dignos de apreciar. En revistas, programas de televisión, propaganda...vemos mujeres que siguen y guían un canon de belleza inalcanzable; por el que muchas se atreven a estar durante horas sedadas en la camilla de un quirófano. La sociedad excluye, encasilla o limita a las personas que se alejan de este estereotipo, y el resultado se puede ver en la aparición de desordenes mentales tales como la bulimia o la anorexia. En la literatura también podemos apreciarlo. En muchas ocasiones, yo misma he recomendado libros donde la mujer se muestra inferior al hombre y, además, ella lo consiente y está de acuerdo (sin ir más lejos, After o 50 Sombras de Grey). Desde mi punto de vista, no es que sea malo leerlos; siempre que seamos conscientes del rol que desarrolla la mujer en la historia. Es algo que no podemos obviar o maquillar. Personalmente, siempre leo estos libros con actitud crítica, es decir, los leo y me gustan, pero soy consciente de que no debo ser como la chica que es azotada, dominada o reducida, que no debo aceptar tales humillaciones y que el contenido es extremadamente machista. Soy capaz, como muchas otras mujeres, de disfrutarlo sin querer ponerme en el papel o pensar que "está bien". Esto va a estar presente, sino siempre, durante mucho tiempo en las sociedades, por lo que aconsejo a las mujeres como yo, que si les gusta este tipo de lecturas, por lo menos que sepan discernir la separación entre la realidad y ficción.
No hace tantos años, la mujer estaba reprimida por un sistema nacional-religioso que identificaba su sexualidad únicamente con la procreación, y el placer sexual femenino, con la suciedad; ahora no es tan exagerado, pero ¿ que ahí de las reglas sociales y culturales a las que estamos sometidas en la actualidad?, ¿es esta una verdadera libertad? Rotundamente, no. Han encontrado otra forma de someternos: el físico femenino que expone a la mujer como un simple objeto sexual y comercial, una personalidad sensible predeterminada, un segundo plano en el ámbito económico y en las relaciones de pareja.. . Se trafica legalmente con este contenido, identificando a la mujer con musas, objetos de admiración, con la figura materna, a cuyo interior no se le debe prestar más atención.
El cambio nos incluye a todos, pero es preciso que la mujer haga un sobresfuerzo por liberarse de las reglas que le imponen desde niñas, que no se conforme con la información u opiniones de los medios más comerciales (normalmente guiados por un interés económico), que valore todos los aspectos resaltados anteriormente; pero, sobre todo, que se valore a sí misma y que no se sienta por debajo de ningún otros ser; ya sea hombre, caballo o marciano.
Muchas gracias por vuestra atención.