Como
dijo Aristóteles
“No
hay que empezar siempre por la noción primera de las cosas que se
estudian, sino por aquello que puede facilitar el aprendizaje".
Durante
la ESO, el sistema educativo atiborra con fechas y nombres a los alumnos, pero se preocupa poco de
enseñarlos a expresarse con propiedad, a organizar las ideas, a
estructurar un texto… Tampoco llevan la teoría a la práctica. Por ejemplo, enseñan durante cuatro años morfología y sintaxis, pero nadie les dice qué utilidad tienen, ni cómo se usan. Las
típicas redacciones sobre las vacaciones solo sirven para corregir la ortografía, se valora poco el texto en sí. La
solución sería tan simple como dedicar la misma atención a
aprender literatura que a enseñar a crearla.
Por
otro lado, la lectura se introduce en la vida de los niños de forma
placentera, con cuentos que contienen una moraleja, con personajes
fantásticos, otros con los niños se identifican. Pero al llegar a
la secundaria, los jóvenes, se encuentran con tochos insufrible como
el Quijote o La celestina; y estas lecturas no hacen sino aumentar en
el Bachillerato.
Es
innegable que obras como las que he mencionado anteriormente tienen una gran importancia y deben ser conocidas, pero, ¿es esta la forma correcta de introducir a
los jóvenes en la lectura ? No. Esta manera de imponer la lectura
lo único que provoca en ellos es rechazo y pereza. Debería
introducirse en las aulas como disfrute, como forma de evasión; no
como una obligación: no se puede obligar a nadie a apreciar la poesía
de Machado o la narrativa de Delibes.
Hay
otras maneras más fluidas de llegar a esos grandes clásicos como, por ejemplo, introducirlos poco a poco en los géneros a través de libros
más sencillos e influenciados por esas grandes obras. Seguramente estas lecturas (claramente más atractivas para un muchacho de 15 años) los lleven a otras, hasta alcanzar a Cervantes, a
García Márquez , a Lorca y a otros muchos.
En
definitiva, estos dos problemas: una introducción a la lectura sin anestesia y no enseñar a los alumnos a escribir, condicionan negativamente su forma de ver la literatura.
¿Qué opináis vosotros?
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