viernes, 4 de marzo de 2016

EL GENIO DE LA MULTITUD.



Charles Bukowski. 
Hay suficiente traición y odio, violencia,
necedad en el ser humano corriente
como para abastecer cualquier ejercito o cualquier
jornada.
Y los mejores asesinos son aquellos
que predican contra el asesinato.
Y los que mejor odian son aquellos
que predican amor.
Y los que mejor luchan en la guerra
son -AL FINAL- aquellos que
predican PAZ.
Aquellos que hablan de Dios
necesitan a Dios.
Aquellos que predican paz
no tienen paz.
Aquellos que predican amor
no tienen amor.
Cuidado con los predicadores
cuidado con los que saben.
Cuidado con aquellos que están siempre
leyendo libros.
Cuidado con aquellos que detestan
la pobreza o están orgullosos de ella.
Cuidado con aquellos de alabanza rápida
pues necesitan que se les alabe a cambio.
Cuidado con aquellos que censuran con rapidez:
tienen miedo de lo que no conocen.
Cuidado con aquellos que buscan constantes
multitudes;
no son nada en soledad.
Cuidado con
el hombre corriente
con la mujer corriente.
Cuidado con su amor.
Su amor es corriente, busca
lo corriente.
Pero es un genio en el odio
es lo suficientemente genial
al odiar como para matarte, como para matar
a cualquiera.
Al no querer la soledad
al no entender la soledad
intentarán destruir
cualquier cosa diferente a ellos mismo.
Al no ser capaces
de crear arte
no entenderán
el arte.
Considerarán su fracaso
como creadores
sólo como un fracaso
del mundo.
Al no ser capaces de amar plenamente
creerán que tu amor es
incompleto
y entonces te
odiarán.
Y su odio será perfecto
como un diamante resplandeciente
como una navaja
como una montaña
como un tigre
como cicuta
Su mejor
ARTE.

martes, 1 de marzo de 2016

EL ARTE DE PERDER.

Elizabeth Bishop


ONE ART

The art of losing isn’t hard to master;
so many things seem filled with the intent
to be lost that their loss is no disaster.

Lose something every day. Accept the fluster
of lost door keys, the hour badly spent.
The art of losing isn’t hard to master.

Then practice losing farther, losing faster:
places, and names, and where it was you meant
to travel. None of these will bring disaster.

I lost my mother’s watch. And look! my last, or
next-to-last, of three loved houses went.
The art of losing isn’t hard to master.

I lost two cities, lovely ones. And, vaster,
some realms I owned, two rivers, a continent.
I miss them, but it wasn’t a disaster.

Even losing you (the joking voice, a gesture
I love) I shan’t have lied. It’s evident
the art of losing’s not too hard to master
though it may look like (Write it!) like disaster.


EL ARTE DE PERDER


El arte de perder es fácil de aprender.
Tantas cosas tienen el propósito de perderse
que su pérdida no es un gran desastre.

Pierde algo cada día.
Las llaves, las horas.
Acéptalo, el arte de perder es fácil de aprender.

Así que solo hazlo. Y más rápido.
Olvida nombres, lugares, ese deseado viaje.
No será un gran desastre.

Perdí el reloj de mi madre. Y, ¡mira!,
mi último o la penúltimo hogar.
El arte de perder es fácil de aprender.

Perdí mis dos ciudades amadas y algunos de mis reinos, dos ríos y un continente.
Los añoro, pero no es un desastre.

Incluso si te pierdo a ti (la risa y los gestos que amo),
no habré mentido. Es una evidencia de que el arte de perder es muy fácil de aprender.
Aunque parezca (¡escríbelo) un desastre.




















Este poema es una maravilla que mi profesor nos ha mandado traducir. Quería compartirla en el blog porque, a pesar de su simplicidad, encierra muchas certezas. Las personas nos aferramos tanto a los recuerdos que a veces acaban imponiéndose a nuestro presente. Así que, empecemos a olvidar, no será un gran desastre.

sábado, 6 de febrero de 2016

LOS LIBROS ADECUADOS.




La tradición siempre ha defendido que "la legitimidad de un relato solo se alcanza a través de la distancia de tercera persona". No soy una gran aficionada a las tradiciones; pero, al menos en este sentido, debo ponerme de su lado. Antes de nada, explicaré los principales tipos de "yo" que podemos encontrar un la literatura: el primero, es un "yo" profundamente narcisista, que alimenta la vanidad del lector; y en segundo lugar, encontramos otro que habla en sintonía "con el nosotros", que habla de problemas comunes. El primer "yo" del que hablamos se ha apoderado de los textos actuales; y, en consecuencia, los géneros literarios han sufrido una gran degradación: se ha olvidado el componente de crítica social con el que nacieron numerosos géneros, como la novela negra; confundimos la novela romántica con la rosa; se escribe para alimentar los problemas sociales y culturales (machismo, patriarcado, consumismo), no ya para solucionarlos o hacer al lector reaccionar o tomar consciencia de ellos, sino para hacerlo partícipe; encontramos escritores superventas que pecan de embaucadores, y que someten a sus fieles lectores a la ignorancia; en los escaparates vemos libros facilones y ultracomerciales de andar por casa. ¿El culpable? El capitalismo, ¡qué raro! Su intrusión en el mundo literario ha empobrecido notablemente la calidad de los libros y ha aumentado sus precios. Parece que estamos retrocediendo al tiempo en que el placer de la lectura se reservaba a aquellos dotados de una buena situación económica. Los libros tienen unos precios desorbitados, y vamos subiendo. Respeto profundamente el trabajo de los escritores y todo el trabajo que conlleva la elaboración de un libro, pero lo cierto es que se está volviendo más barato cualquier vicio que ser aficionado a la lectura. Los autores (siempre contrarreloj) firman contratos con editoriales que solo quieren producir más y más. Dichas editoriales desplazan a aquellos escritores que hacen literatura social, que expresan una opinión radical que nos aleja de nuestra zona de confort, prefiriendo dar la mano a otros que simplemente buscan ganar dinero fácil haciendo literatura fácil. A veces me resulta increíble que alguno autores, a pesar de estar muy bien considerados en el mundo literario, a penas vendan libros, o de que sus ventas no se puedan ni comprar con las de algunos autores de Best-Seller. También los escritores se someten a las reglas del juego que plantean dichos contratos: es evidente que todos tenemos que comer, cada uno se gana la vida como buenamente puede, pero siento mucha admiración por aquellos ( aunque no lo parezca, existen) que no se dejan someter, y que van contra todo lo establecido, pues lo establecido es bien sabido que no siempre es lo más acertado. Puede parecerlo, pero no estoy hablando en absoluto de élites, ni de la superioridad de algunos autores o libros, sino de que a la hora de seleccionar nuestras lecturas lo hagamos con la conciencia de que la única función de la literatura no es entretener, sino también aprender, transmitir, ayudarnos a razonar, hacernos crecer, entre muchas otras cosas. Nosotros mismos, los lectores (entre los que, por supuesto, me incluyo), estamos contribuyendo a esta degradación de la literatura, no solo las editoriales o los escritores tienen la culpa de ello.  La lectura también es un ejercicio de reflexión, de formación; pero en una sociedad tan desquiciada como en la que vivimos, no podemos disponer del tiempo y de la tranquilidad que requiere dicho ejercicio, por lo que nos lanzamos a por libros que no tengamos que descodificar, libros que vengan resueltos por sí mismos, que nos cuenten una historia cualquiera y adiós muy buenas.
No pienso que unos libros sean más adecuados o mejores que otros; por el contrario, pienso que todos los libros son buenos y que con todos ellos podemos disfrutar, pero también tengo la firme convicción de que nos estamos convirtiendo en borregos, de que si antes una mente cultivada por la literatura hacía la diferencia, ahora no se aleja mucho de las que no lo han sido.

¡Buenas noches!





jueves, 4 de febrero de 2016

PERSUASIÓN; JANE AUSTEN.

Nombre: Persuasión.
Autor: Jane Austen.
Editorial: Plutón.
Fecha de publicación original: Diciembre de 1818.
Género: Novela romántica.
Adaptaciones: Persuasión (1995)/ Persuasión (2007).
Número de páginas: 336.
SinopsisÚltima novela de la autora, publicada póstumamente en 1818, Persuasión narra la historia de una mujer en su madurez, una mujer sensible, paciente y menospreciada, que, años después de haber rechazado, persuadida por un mal consejo, al hombre que amaba, ve cómo este reaparece en su vida, rico y honorable pero aún despechado. Una mujer, en suma, que quizá por primera vez en la historia de la novela debe luchar para que el amor le conceda una segunda oportunidad. Como telón de fondo, un logrado retablo familiar y una maravillosa recreación de época.


Opinión.

En este libro no he podido encontrar ni la armonía, ni la comedia, ni la ironía que caracterizan a la obra de Austen. Sinceramente, a pesar del espesor de los pensamientos y reflexiones de Emma, me ha parecido este libro menos definido y más monótono. Contiene toda la emoción que puede aportar un romance contrariado, pero está se reúne al final en unas pocas páginas, con la carta de capitán Wentworth (un poco tarde, tras 300 páginas de retenciones). Algo hay (pero muy poco) de la defensa del carácter femenino en esta obra, a penas unos simples comentarios sobre que las mujeres siempre aparecen retratadas en los libros como seres frágiles y sensibles, pues quienes usan la pluma son los hombres.
La protagonista principal es Anne Elliot, una heroína sensata, sensible, inteligente e instruida de 27 años que cree haber perdido la oportunidad de contraer matrimonio. En esta época, una mujer de 27 años ya había perdido toda esperanza de casarse, había perdido la juventud. Cuando aún era "joven", se dejó persuadir por Lady Rusell (la mejor amiga de su difunta madre) para abandonar la idea de casarse con Federick Wentworth (un joven marino), porque no estaba a la altura de una Elliot. Así, Anne, una muchacha de principios y sentimientos inquebrantables, abandonó la idea de casarse. Por otra parte, aunque es muy apreciada, útil y querida en sociedad, su familia siempre la deja de lado y le da poca importancia a sus opiniones y sentimientos. Además, tiene que lidiar con el gran orgullo de su padre y de su hermana mayor, quienes se creen muy por encima de todos los demás por poseer el apellido Elliot. Debido a los excesos y la altanería de ambos, se ven obligados a abandonar Kellynch hall, la que había sido la prestigiosa residencia de la familia, y trasladarse a una casa más modesta en Bath.
La historia se centra en el regreso de Federick Wentworth, después de ocho años. Este regresa como el capitán Wentworth, que ha ganado en los mares más dinero del que cualquiera podría haber imaginado. Es un joven al que todos admiran, reúne todas las características necesarias para ser querido en la sociedad del siglo XIX: un hombre atento, caballeroso, agradable, con predisposición a la conversación, alegre, elegante, con muy buenas formas, extrovertido y, sobre todo, muy rico. Vamos, lo que llamaríamos en la actualidad un soltero de oro (aunque, personalmente, ninguno se ponga la altura de el señor Darcy). Cuando Anne vuelve ha verlo, se da cuenta de que no ha dejado de tener los mismo sentimientos que tenía por él ocho años atrás, cuando lo rechazó. Entonces, comienzan los conflictos internos de los personajes (300 páginas, concretamente): durante gran parte de la obra Anne cree que el capitán Wentworth siente odio hacia ella, y pierde la esperanza de poder recuperarlo; para luego recobrarla.
Los personajes secundarios, ponen en relieve las diferentes personalidades que podríamos encontrar en la sociedad, y son todos muy interesantes, aunque no he encontrado la definición que he encontrado en otros libros de la autora:
Sir Walter Elliot refleja el orgullo y la altanería de algunos hombres de la época, que llegan incluso a arruinarse a sí mismos y sus familias con tal de mantener un nivel de vida superior de que se pueden permitir. Era algo muy habitual en la época, pues estas personas eran completamente sociales, y dependían en gran parte de las opiniones de sus vecinos y amigos. Podríamos definir a Isabel, la hermana mayor de Anne, igual de orgullosa y pretenciosa que su padre. Se llevan genial por esto, pues se reconocen el uno en el otro.
En cambio, la hermana menor, Mary, es una señora hipocondríaca, muy simplona y con muchos aires de grandeza que no hace sino atormentar a su paciente marido Charles Musgrove. Antes de pedir la mano de Mary se lo había propuesto a Anne, pero está lo había rechazado porque no le amaba, a pesar de que Lady Rusell intentó convencerla, por segunda vez, de contraer matrimonio con él. Mary ha sido uno de los personajes más insoportables que he encontrado en toda la literatura, de verdad, en un ser destinado al sufrimiento ajeno.
Lady Rusell era la mejor amiga de la difunta madre de las hermanas; y, tras la muerte de la señora Elliot, ella se hizo cargo de las niñas. Es la imagen de la cordura, del decoro, de la corrección, del ahorro. En un primer momento, la tenía entre ceja y ceja por haber convencido a Anne de no casarse con Wentworth, pero el avance de la historia muestra a una mujer realmente interesada en la felicidad de la familia, especialmente en la de Anne, a la que aprecia muy por encima de todos los demás Elliot. Sin embargo, no acaba de gustarme esta señora.
El almirante y Sophia Croft son el cuñado y la hermana del capitán Wentworth, respectivamente. Son los típicos enamorados que solo buscan tener tiempo a solas para manifestarse amor y cariño. Son la representación de lo ideal: tienen una buena posición y (aquí está lo raro) se aman y se comprenden a la perfección.
En mitad de la historia aparece un primo de los Elliot, señor William Elliot, quien el es el futuro heredero del padre de Anne. Representa el lobo con la piel de cordero, la avaricia y el egoísmo. Se casó con una mujer rica; y, ahora que ya tiene toda la fortuna que había deseado, aspira a conseguir el título de la nobleza. Sir Walter Elliot cortó sus relaciones con él, ya que este mostraba muy poco interés en mantenerlas. Cuando se entera de que Sir Walter está en Bath, en compañía de su hija Isabel y de la ambiciosa viuda Clay, ve peligrar su herencia; por lo que va a Bath a recuperar la relación con su tío y sus primas. Se le presenta como un gran caballero, que reúne todas las cualidades del capitán Wentworth, añadiéndole la juventud. Sus intenciones son descubiertas por una vieja amiga de Anne que vive en Bath, la señora Smith
Los demás son los que componen a la familia de los Musgrove, la familia de Charles Musgrove. No tienen una gran relevancia en la historia, pero están muy presentes porque Anne, antes de marcharse a Bath con su padre y su hermana mayor, pasa unos meses con su hermana Mary a causa de las enfermedades ficticias que la amargan. Louisa y Henrietta son las dos hermanas de Charles. El capitán Wentworth intentó enamorar a Louisa, pero se alegró de que esta finalmente decidiese casarse con el capitán James Benwick
En definitiva, no me ha decepcionado tanto como otros han expresado en sus opiniones, pero si que ha dejado bastante que desear en muchos aspectos. Por lo menos, siempre nos quedará la sensación que causa la dichosa carta del capitán Wentworth.
¡Buenas noches!



martes, 22 de diciembre de 2015

Huele a libro nuevo.

Cada año, en mi ciudad, por estas fechas, ponen los típicos puestecitos de libros que me encantan: libros buenos y a buen precio. Este año he comprado tres joyitas que tenía muchas ganas de leer. En cuanto los lea, los reseñaré. No olvidéis escribirme en los comentarios si habéis leído alguno de ellos y darme vuestra opinión.


1. Starters, Lissa Price. 
Llega una novela post apocalíptica tan inquietante como Los juegos del hambre. Starters es la historia de Callie, una chica que ha perdido a sus padres y que no tiene dónde ir: ¿Venderías tu juventud con tal de sobrevivir? Callie perdió a sus padres cuando las guerras de las Esporas aniquilaron a todos los que tenían entre 20 y 60 años. Ahora es una starter, una adolescente que vive en la calle como una vagabunda y lucha por sobrevivir. Su única esperanza es Destinos de Plenitud, una inquietante empresa que contrata a adolescentes para que alquilen sus cuerpos a los enders, ancianos que quieren volver a ser jóvenes. Callie se hace donante, pero el neurochip que lleva en la cabeza se estropea y despierta en la ostentosa y lujosa vida de la ender que ha alquilado su cuerpo. Es una vida de cuento…hasta que descubre que los planes de Destinos de Plenitud son más siniestros que la peor de sus pesadillas.





2. Persuasión, Jane Austen
Jane Austen es heredera de los logros de la novela inglesa del siglo XVIII, pero al mismo tiempo crea un estilo nuevo de novela más breve, concentrada e intensa, y exhibe en sus dos últimas obras un dominio de recursos narrativos en la expresión de la interioridad que se adelanta a su época. El realismo económico de Jane Au sten, la implicación de sus primeras obras en los debates de la última década del siglo XVIII sobre la naturaleza humana, la familia, las instituciones sociales o la educación de las mujeres, y el reflejo en sus novelas de madurez de las innovaciones y escándalos de la Inglaterra de la Regencia, demuestran que la inteligencia creadora, alimentada por las lecturas y la observación, es capaz de interpretar el mundo desde la mesa de un cuarto de estar.«Persuasión» es la única novela de Jane Austen de la que se puede decir que es básicamente una historia de amor. Todas sus obras cuentan siempre el enamoramiento de una o dos parejas y acaban con la boda de los protagonistas, pero «Persuasión» es la única en la que el interés narrativo se centra en los sentimientos y en la interioridad de la protagonista. Publicada póstumamente, «Persuasión» es la última crónica austeniana del triunfo del amor, la bondad y la inteligencia en un entorno social dominado por la vanidad, la estupidez y el egoísmo.


3. La metamorfosis, F.Kafka
Durante el otoño de 1912, en Praga, entre el 17 de noviembre y el 7 de diciembre, escribió Franz Kafka (1883-1924) La metamorfosis, la peripecia subterránea y literal de Gregor Samsa, un viajante de comercio que al despertarse una mañana «de un sueño lleno de pesadillas se encontró en su cama convertido en un bicho eno rme». La esperanza de recuperar la condición perdida, las tentativas de adaptación al nuevo estado, los comportamientos familiares y sociales, la opresión del escenario y el desvanecimiento del tiempo son los ingredientes con que el autor elabora la trama del hombre contemporáneo, un ser condenado al silencio, a la soledad y a la insignificancia. Otros escritos de Kafka desarrollan rigurosas variaciones paralelas, desmenuzan inexorables pesadillas, asignan obsesiones enigmáticas a personajes desorientados y vencidos, pero tal vez sea La metamorfosis la narración que mejor expresa al «hombre primordial kafkiano». De ahí que merezca la calificación unánime de obra perfecta y obra maestra, un texto decididamente superior en el panorama de la literatura universal del siglo XX.

domingo, 13 de diciembre de 2015

LENGUA Y LITERATURA EN NUESTRO SISTEMA EDUCATIVO (ESPAÑA)



Como dijo Aristóteles No hay que empezar siempre por la noción primera de las cosas que se estudian, sino por aquello que puede facilitar el aprendizaje".


Durante la ESO, el sistema educativo atiborra con fechas y nombres a los alumnos, pero se preocupa poco de enseñarlos a expresarse con propiedad, a organizar las ideas, a estructurar un texto… Tampoco llevan la teoría a la práctica. Por ejemplo, enseñan durante cuatro años morfología y sintaxis, pero nadie les dice qué utilidad tienen, ni cómo se usan. Las típicas redacciones sobre las vacaciones solo sirven para corregir la ortografía, se valora poco el texto en sí. La solución sería tan simple como dedicar la misma atención a aprender literatura que a enseñar a crearla.
Por otro lado, la lectura se introduce en la vida de los niños de forma placentera, con cuentos que contienen una moraleja, con personajes fantásticos, otros con los niños se identifican. Pero al llegar a la secundaria, los jóvenes, se encuentran con tochos insufrible como el Quijote o La celestina; y estas lecturas no hacen sino aumentar en el Bachillerato.
Es innegable que obras como las que he mencionado anteriormente tienen  una gran importancia y deben ser conocidas, pero, ¿es esta la forma correcta de introducir a los jóvenes en la lectura ? No. Esta manera de imponer la lectura lo único que provoca en ellos es rechazo y pereza. Debería introducirse en las aulas como disfrute, como forma de evasión; no como una obligación: no se puede obligar a nadie a apreciar la poesía de Machado o la narrativa de Delibes.
Hay otras maneras más fluidas de llegar a esos grandes clásicos como, por ejemplo, introducirlos poco a poco en los géneros a través de libros más sencillos e influenciados por esas grandes obras. Seguramente estas lecturas (claramente más atractivas para un muchacho de 15 años) los lleven a otras, hasta alcanzar a Cervantes, a García Márquez , a Lorca y a otros muchos.
En definitiva, estos dos problemas: una introducción a la lectura sin anestesia y no enseñar a los alumnos a escribir, condicionan negativamente su forma de ver la literatura.

¿Qué opináis vosotros?

jueves, 10 de diciembre de 2015

COMO MUJER:

Buenas noches.



Ya que considero que este blog es (aunque ahora esté menos activo que en otros tiempos) mi pequeño rincón personal, quiero hablaros sobre algo: cómo nos vemos las mujeres a nosotras mismas y qué somos en la sociedad actual. En mi caso, lo que me impulsa a escribir sobre este tema es, simplemente, que hace un tiempo me adentré en la literatura feminista; y cuanto más leo, menos efectivo es el dardo tranquilizador con él que el sistema social anestesia nuestra conciencia crítica. Este es un tema de todos, es un tema social y cultural que nos afecta como personas, dejando de lado nuestro sexo. Por eso, os pido también a los hombres que no os dejéis llevar por el título de la entrada: ESTO NO ES UN ANUNCIO DE TAMPONES, sino un problema común, cuya solución, también requiere un esfuerzo común.

Podemos apreciar en las redes sociales, en los anuncios, en las películas y libros superventas... que la mujer, lejos de haber experimentado una liberación física y mental (como la mayoría hemos creído durante un largo tiempo), ha sido convertida en un objeto comercial: un bonito cuerpo, una actitud pasiva, sometida a las imposiciones de un canon físico... 
Lo vemos diariamente, y ni siquiera le dedicamos un pensamiento, puesto que nuestra actitud crítica ha sido anulada por la custumbre, por el hábito, por la convención.
Parecen tonterías, pero cuando regalamos una cocinita a una niña y una pelota a un niño, les estamos marcando límites: "nena, tu a jugar con las Barbies en la cocinita y el niño al parque a jugar con la pelota". Estos detalles, que parecen insignificantes, forman y construyen niños que un futuro se convertirán en adultos; y su base será esa: tú limítate a esto, que el hombre ya se encarga de todo lo demás. Otro factor determinante es el patriarcado: quien cocina, quien plancha, quien es sensible, quien nos defiende de papá, es la figura materna; mientras que la figura dominante es la paterna, que se preocupa solo de abastecer a la familia. Nuestras madres son incluso más machistas que nuestros padres; asumen ese rol y lo transmiten a sus hijas como una obligación: haz la cama a tu hermano, llévale una cerveza a papa, te voy a enseñar a cocinar... Por otra parte, no es difícil notar que en los anuncios publicitarios de productos de limpieza, alimenticios o infantiles, entre otros, en su gran mayoría son interpretados por mujeres: la mujer limpia, la mujer cocina y la mujer da a luz y cría a los hijos. Es lo que está establecido. Es lo normal. En otros, como en los de fragancias, vemos mujeres cuyo papel, por lo general, queda en un segundo plano respecto al hombre o la exhibe como trozos de carne dignos de apreciar. En revistas, programas de televisión, propaganda...vemos mujeres que siguen y guían un canon de belleza inalcanzable; por el que muchas se atreven a estar durante horas sedadas en la camilla de un quirófano. La sociedad excluye, encasilla o limita a las personas que se alejan de este estereotipo, y el resultado se puede ver en la aparición de desordenes mentales tales como la bulimia o la anorexia. En la literatura también podemos apreciarlo. En muchas ocasiones, yo misma he recomendado libros donde la mujer se muestra inferior al hombre y, además, ella lo consiente y está de acuerdo (sin ir más lejos, After o 50 Sombras de Grey). Desde mi punto de vista, no es que sea malo leerlos; siempre que seamos conscientes del rol que desarrolla la mujer en la historia. Es algo que no  podemos obviar o maquillar. Personalmente, siempre leo estos libros con actitud crítica, es decir, los leo y me gustan, pero soy consciente de que no debo ser como la chica que es azotada, dominada o reducida, que no debo aceptar tales humillaciones y que el contenido es extremadamente machista. Soy capaz, como muchas otras mujeres, de disfrutarlo sin querer ponerme en el papel o pensar que "está bien". Esto va a estar presente, sino siempre, durante mucho tiempo en las sociedades, por lo que aconsejo a las mujeres como yo, que si les gusta este tipo de lecturas, por lo menos que sepan discernir la separación entre la realidad y ficción.

No hace tantos años, la mujer estaba reprimida por un sistema nacional-religioso que identificaba su sexualidad únicamente con la procreación, y el placer sexual femenino, con la suciedad; ahora no es tan exagerado, pero ¿ que ahí de las reglas sociales y culturales a las que estamos sometidas en la actualidad?, ¿es esta una verdadera libertad? Rotundamente, no. Han encontrado otra forma de someternos: el físico femenino que expone a la mujer como un simple objeto sexual y comercial, una personalidad sensible predeterminada, un segundo plano en el ámbito económico y en las relaciones de pareja.. . Se trafica legalmente con este contenido, identificando a la mujer con musas, objetos de admiración, con la figura materna, a cuyo interior no se le debe prestar más atención. 
El cambio nos incluye a todos, pero es preciso que la mujer haga un sobresfuerzo por liberarse de las reglas que le imponen desde niñas, que no se conforme con la información u opiniones de los medios más comerciales (normalmente guiados por un interés económico), que valore todos los aspectos resaltados anteriormente; pero, sobre todo, que se valore a sí misma y que no se sienta por debajo de ningún otros ser; ya sea hombre, caballo o marciano.

Muchas gracias por vuestra atención.